“Portazo” a reunión privada.- Inútiles resultaron los intentos de los diputados federales de Morena de efectuar, a puerta cerrada y en privado, su reunión con el subsecretario para América Latina y El Caribe, Maximiliano Reyes. Luego del plantón de hace más de dos semanas del titular del INM, Francisco Garduño, los ánimos en la oposición no eran los mejores. Pero no contaban con que el presidente de la Cámara, Porfirio Muñoz Ledo, atendió el reclamo de la prensa, ordenó abrir la reunión y propinó tremendos reclamos al funcionario, que superaron a los de la oposición.
Va Ebrard a San Lázaro.- El canciller Marcelo Ebrard confirmó que hoy tendrá una primera reunión de trabajo con diputados y senadores para tratar el asunto migratorio con Estados Unidos. Lo anterior, luego de que se le cuestionó sobre la posibilidad de que el país pudiera convertirse en tercer país seguro tras las medidas anunciadas por Donald Trump. El secretario dejó en claro que México no entrará en ninguna fase de negociación o acuerdo de esa naturaleza sin la autorización expresa del Congreso, y dijo que el límite de las negociaciones diplomáticas siempre serán las leyes de México. La duda es si ya estarán planteándose el escenario de tener que hacer cambios legales ante una eventual exigencia de Washington al cabo de los 45 días de plazo que nos dio. (El Financiero, p. 39)
¿Pompeo viene a México a comer tacos? Los equipos del canciller Marcelo Ebrard y del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, han tenido una serie de acercamientos para propiciar un encuentro entre los jefes de las diplomacias mexicana y estadounidense. Nos comentan que si los representantes de don Marcelo y don Mike colocan los ingredientes indispensables para cocinar bien el arroz, es altamente probable que Pompeo viaje en los próximos días a la Ciudad de México, en un gesto de buena voluntad de la Casa Blanca. Sin embargo, nos comentan, las negociaciones coinciden con dos elementos que no ayudan a los cocineros y que puede generar que el arroz se queme o salga un batidillo: la nueva política de asilo de Washington, que endurece las peticiones y que busca enviar a México a los migrantes que entren a EU por la frontera común y el hecho de que hacia la penúltima semana de julio se cumplen los 45 días que dio el presidente Donald Trump a México para demostrar que funcionan las medidas de contención de la migración centroamericana. Así que todo depende de una buena receta para que don Mike venga a comer unos buenos tacos de guisado con arroz… (El Universal, p. Nacional 2)
El presidente Donald Trump está en campaña para reelegirse en 2020. Parecería una obviedad afirmarlo así, pero es importante entender que el contexto de sus rígidas y estrictas medidas migratorias, obedecen en buena medida, a la lógica electoral.
Ayer lunes anunció en un escándalo de tuits racistas -calificados así incluso por legisladores republicanos- la modificación de los criterios legales para que Estados Unidos otorgue asilo humanitario o político a ciudadanos provenientes de Honduras, Salvador y Guatemala, específicamente.
El canciller Marcelo Ebrard dijo ayer que México no ha aceptado convertirse en un “Tercer País Seguro”, esa categoría según la ley estadounidense, bajo la cual los migrantes solicitan el asilo no en territorio estadounidense sino en el nuestro -en caso de aceptar convertirnos en un tercer país seguro- y además, esperan la resolución de su solicitud, también en México, mexicano.
Mucho me temo que veremos miles de personas cruzando hacia México, expulsadas por EU o en espera de su dictamen de asilo, aun cuando, en los hechos, no hayamos acordado asumir la categoría de “Tercer País Seguro”. (Leonardo Kourchenko, El Financiero, p. 33)
La semana pasada, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó que a partir del domingo pasado se realizarían redadas masivas con el fin de detener y deportar a miles de migrantes indocumentados.
Ante este panorama de violencia y de uso indiscriminado del poder, surge una pregunta fundamental: ¿Las redadas son la nueva forma de hacer campaña? Debemos recordar que, en la actualidad, el presidente Trump se encuentra en campaña para reelegirse para su puesto en los comicios de 2020 y su discurso se ha mantenido igual: la inmigración es un mal para Estados Unidos.
No es una sorpresa que Trump implementara esta medida en este momento. La cacería electoral comenzó y no se pueden dar pasos en falso. Pero, ¿Cuáles son las implicaciones que tiene para nuestro país?
Las redadas, como elemento de promoción electoral y punto de negociación, han denigrado a miles de personas como mero instrumento para generar simpatías y obtener resultados. No se debe de perder de vista que las consecuencias de estos actos no son solo votos, sino que se trata de la vida de miles de familias que buscan un buen provenir y huir de la violencia. (Laura Paulina Axotla Flores, El Heraldo de México, p. 28)
Donald Trump un día nos hace sentir que ya la libramos y otro día amanece con datos no favorables en el proceso de su reelección, y entonces se acuerda de que México es su sparring. El modelo antimigratorio del Presidente norteamericano lo retrata de cuerpo entero… “racista”. Y ahora, con la nueva amenaza de la gran deportación en redadas por más de 10 ciudades, está provocando miedo e incertidumbre entre los migrantes.
Estamos a 10 días de recibir la evaluación del Gobierno de la Unión Americana para evitar los aranceles a los productos mexicanos. La encomienda al canciller Marcelo Ebrard de contener el flujo migratorio centroamericano se está cumpliendo con creces; tan sólo en junio se registra la detención de 29 mil 153 migrantes, lo que representa mil al día. Resultados que han provocado reacciones favorables de Trump, pero la calificación definitiva la tendremos el 26 de julio, cuando se cumple el plazo de 45 días acordados.
El operativo inició el domingo, y aunque no hubo una deportación masiva, debe mantenerse el apoyo a los connacionales que podrían ser deportados y así evitar que se contamine la negociación en la que México está asumiendo todo el peso de la contención migratoria de Centroamérica para librarse de la imposición de aranceles. Y ya ni hablar de una buena relación bilateral. (Dolores Colín, 24 Horas, p. 6)
Que el Senado arrancará una jornada de cabildeo con sus pares en el Capitolio para buscar aliados entre los congresistas amigos de México contra la decisión de Donald Trump de implementar redadas masivas. Ricardo Monreal, líder de Morena, considera que no hay duda de que se trata de presiones electorales, por lo que es indispensable sumarse a los opositores del jefe de la Casa Blanca. (Milenio Diario, p. nal 2)
Está claro que Trump no cejará, tramposamente, en su intento por convertir a México en un “tercer país seguro” respecto a la migración. Allí está la línea roja de la relación entre los gobiernos; es una línea que nuestro país no debe atravesar. Hace bien la cancillería en reiterarlo. (La Crónica de Hoy, p. nal 1)
El jueves pasado, cuando Donald Trump anunció las redadas masivas, el Gobierno mexicano guardó silencio.
El Gobierno mexicano se tardó en reaccionar, acaso porque no creyó que el Presidente de EUA se atrevería a cumplir su amenaza.
Hasta ayer el canciller Ebrard rechazó –otra vez- que México sea “el tercer país seguro’’, obligado a recibir a los migrantes que Estados Unidos rechace.
El rechazo, sin embargo, es sólo mediático. Ahí están las imágenes de los refugios para migrantes en la frontera, en donde se amontonan hombres, mujeres y niños que fueron deportados de la Unión Americana y los que aún creen que pueden cruzar la frontera.
Se ve que el Gobierno de nuestra nación trata “con pinzas’’ la relación con Trump y no lo quiere incomodar ni con la hoja de una notita diplomática. (Adrián Trejo, 24 Horas, p. 3)
Efectos secundarios.- Freno. Las redadas contra inmigrantes en Estados Unidos están en ciernes. Los oficiales del ICE han trabajado a medio gas, en espera de que los jueces resuelvan el cúmulo de demandas interpuestas contra la medida anunciada por el presidente Donald Trump. Abogados de distintas organizaciones civiles reclamaron respeto a la legislación vigente en materia de protección de refugiados. Antes de ser deportados, insistieron, tienen el derecho de ser presentados ante un juez de inmigración. El debido proceso, en todo caso, tiene nuevas reglas: ahora los migrantes que soliciten asilo deberán hacerlo desde un tercer país seguro y después de que en su éxodo les hayan negado refugio. La nueva disposición está vigente a partir de este martes. (Alberto Aguirre, El Economista, p. Principal 42)
Redefinir la relación con EU; ¿en serio? El gobierno de Washington ha dado una vuelta más a la tuerca. Anuncia una nueva disposición para quienes soliciten asilo en Estados Unidos. No se les aceptará la solicitud si la hacen después de atravesar el territorio de México.
Como la regla la aplicarán indiscriminadamente, sin importar las razones de la migración, hay dos noticias. La mala es que los que quieran asilo deben quedarse en México, la buena es que eso desalentará a algunos de los migrantes de Centroamérica.
Esta nueva disposición del inquilino de la Casa Blanca hace que aquí haya muchas voces que le exigen al gobierno de la República “redefinir las relaciones con EU”. Como si viviéramos los años de la Guerra Fría. (José Fonseca, El Economista, p. Principal 39)
No es incongruente que el diputado Porfirio Muñoz Ledo esté convertido en un vigoroso opositor a las medidas que el gobierno estadunidense ha ido imponiendo al mexicano en materia migratoria, en específico al vergonzoso tramo reciente mediante el cual se nos convierte en virtual tercer país seguro.
Tal posicionamiento táctico se ha perdido de manera estrepitosa en unas semanas, ante el amago criminal de Donald Trump de imponer aranceles a productos mexicanos, lo cual puso en jaque al proceso de reformismo mexicano autodenominado Cuarta Transformación. Para que no se dejara caer la guillotina estadunidense, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador hubo de agudizar su sometimiento a los dictados de Washington, mediante negociaciones (cuyo contenido total no se conoce aún) encabezadas por el canciller Marcelo Ebrard.
Ambos políticos, López Obrador y Ebrard, han dosificado la revelación de los términos de este acuerdo, bombardeándolo con retórica, pero abatidos ante la contundencia de los hechos: México ha militarizado su frontera sur ( la migra 4T), ha cambiado de forma diametral su política hacia los migrantes provenientes de Centroamérica (de los brazos abiertos prometidos por AMLO a la persecución y deportación en caliente) y ya ha sido declarado país seguro por Estados Unidos, en sus nuevas reglas para la petición de asilo, digan lo que digan México, sus diplomáticos y sus gobernantes. (Julio Hernández López, La Jornada, p. 10)
Emilio Álvarez Icaza no esconde su decepción sobre la evolución del padre Solalinde. El único senador independiente nos dice que el sacerdote —muy grillo, por cierto— está cada vez más en una situación de “crisis ética”.
El juicio a Solalinde parte de la premisa de que empieza a ser incompatible defender a los migrantes y, al mismo tiempo, ser vocero y defensor del mero, mero de la 4T.
“Su vocería en defensa de los migrantes es acallada por su vocería en defensa de este gobierno”, considera el exsecretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA.
Don Emilio jura que ha hablado con organizaciones de defensores de migrantes y siente que hay una sensación de abandono, de traición, de distancia por parte del cura.
Álvarez Icaza, como muchos otros mexicanos, lamenta el silencio que ha guardado el gobierno de nuestro país ante la persecución de los migrantes mexicanos en Estados Unidos. “Son silencios que duelen”, subraya. (Francisco Garfias, Excélsior, p. Principal 4)
Ayer en la mañana, el Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos dio a conocer que hoy se publicará, en su versión del diario oficial, una revisión de las normas de asilo en Estados Unidos “para agregar un nuevo obstáculo de elegibilidad para el asilo para un extranjero que ingresa o intenta ingresar a los Estados Unidos a través de la frontera sur, pero que no solicitó la protección contra la persecución o la tortura cuando estaba disponible en al menos un tercer país fuera del extranjero.
País de ciudadanía, nacionalidad o última residencia habitual legal a través de la cual él o ella transitó en ruta a los Estados Unidos”.
Es decir, no se admitirán recursos de asilo, la vía por la que miles de centroamericanos llegan a territorio estadunidense, si antes el migrante no hizo el procedimiento en otro país. Hay algunas, mínimas, excepciones.
La nueva regla le da la vuelta a la insistencia estadunidense que México y otros países centroamericanos se volvieran “tercer país seguro”. Es decir, ya lo somos. A la mala. (Carlos Puig, Milenio Diario, p. 2)
A través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el gobierno de México rechazó la medida del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de limitar, a partir de hoy, las solicitudes de asilo o refugio de migrantes centroamericanos y negó que eso ponga en riesgo a que el nuestro se llegue a convertir en un tercer país seguro, como lo es hoy Canadá.
De acuerdo a esa nueva disposición, que se suma a las anunciadas redadas de indocumentados que se iniciaron a baja escala este domingo, los solicitantes que pasen primero por otro país, no podrán pedir asilo en la frontera sur de la Unión Americana, la que se aplicará también a menores de edad que la hayan cruzado, aunque habrá algunas excepciones, por ejemplo, si alguien ha sido objeto de trata.
O también, si el país que atravesó el migrante no firmó uno de los tratados internacionales importantes que rigen la gestión de los refugiados –la mayoría de los países occidentales los han suscrito- o si un solicitante de asilo buscó protección en un país y le fue negado, esta persona podría todavía solicitarlo en EU. (Francisco Cárdenas Cruz, La Razón de México, p. 10)
Todo indica que los próximos cinco años serán de grandes oleadas de migrantes en dos regiones del planeta: el África subsahariana y Centroamérica. Estos grandes desplazamientos humanos no son voluntarios.
Esta oleada migratoria es distinta de las que registraron en sus orígenes el capitalismo norteamericano y el europeo. La Revolución Industrial demandaba mano de obra estandarizada, con educación y habilidades técnicas básicas, y culturalmente homogénea. No era una migración forzada, sino movida voluntariamente por los ideales de libertad y la fundación de un nuevo mundo.
México debe zafarse de esa tendencia antiinmigrante que recorre el mundo, y aclarar paradas con el gobierno estadounidense. Por ejemplo, debe asentar que la disposición del Estado mexicano a la cooperación, la colaboración y la coordinación en materia migratoria no se debe confundir con la subordinación, la dominación o la humillación. (Ricardo Monreal, Milenio Diario, p. nal14)
Guerra psicológica.- Donald Trump genera pánico entre la comunidad mexicana que radica en Estados Unidos y con eso gana votantes republicanos.
La madre de todas las redadas no se transforma en miles de mexicanos esposados capturados en sus casas o centro de trabajo, sino en millones de personas de desconfían hasta de su sombra. Para mantener relativamente complacido a Trump, el gobierno mexicano hace malabares y piruetas en trapecios de gran altura.
Quienes pensaban que desplegar a la Guardia Nacional a manera de muro humano era más que suficiente, se equivocaron. Trump siempre quiere más, nada lo satisface. ¿Estamos dispuestos a seguirle ese juego perverso? ¿Hasta dónde llegaremos? (La Crónica de Hoy, Op. P.3)
Rigoberta Menchú.- La premio Nobel de la Paz en 1992 hizo un llamado a defender de una manera mucho más enérgica a los migrantes que son víctimas en Estados Unidos de redadas y deportaciones a sus países de origen. La defensora de origen guatemalteco considera que la política migratoria estadunidense, puesta en marcha por el Gobierno del presidente Donald Trump, representa una humillación a las personas. Asegura que lo que pasa aquí en América se puede replicar en otras partes del mundo, y no son buenas noticias porque es confinar a los jóvenes y a las madres. Llamó a tomar acciones, puesto que dice que hay muchas iniciativas que se pueden hacer en defensa de los migrantes. (La Crónica de Hoy, p. nal 2)
Las redadas que no existieron fueron exitosas (en términos “trumpistas”). Los operativos que no se ejecutaron cumplieron con su objetivo. Las detenciones que se quedaron sólo con el alcance de una amenaza dieron al blanco. Miedo, mucho miedo es el saldo de este fin de semana.
El aviso de los arrestos a migrantes ilegales en Estados Unidos fue para Donald Trump el primer gran paso rumbo a su reelección, la primera prueba para demostrarse a sí mismo y demostrarle a los estadunidenses, demócratas o republicanos, que es él quien manda. Provocó lo que quería, que cientos, miles de personas se quedaran en casa y abrazaran eso que acaso es para algunos lo único que tienen o lo que motivó la búsqueda de un mejor porvenir, y que hoy está en riesgo: su familia.
No fue una victoria para la comunidad que las detenciones no se hayan realizado. Al contrario, condenan a la población sin residencia legal en Estados Unidos a vivir con miedo, y con la paranoia de que, en cualquier momento, un agente tocará a su puerta con la intención de regresarlos a su país. (Yuriria Sierra, Excélsior, p. Principal 16)
El pasado jueves Robert Lighthizer, responsable de la Oficina de Comercio Exterior de Estados Unidos, se quejó amargamente de la tasa Google aprobada por la Asamblea francesa. A los Estados Unidos les preocupa mucho que el impuesto se dirija de manera injusta a las empresas estadounidenses.
El nacionalismo económico, incubado por Steve Bannon en el despacho Oval desde enero de 2017, le permite a Lighthizer decir una barbaridad en función del manoseo hecho por su presidente al gobierno mexicano a través de amenazas arancelarias como chantaje para que México acepte a centroamericanos que tramitan su petición de asilo en Estados Unidos.
El 63% de los mexicanos estaría a favor de que el gobierno de México cierre la frontera sur (El Financiero), es decir, hay empatía con los deseos de Trump, el supremacista de la Casa Blanca. No faltan las agresiones en contra de migrantes centroamericanos. Así, no sorprende encontrar en redes sociales opiniones como la de @gmolinar. (Fausto Pretelin Muñoz De Cote, El Economista, p. Principal 45)
Hace algunas semanas, la Secretaría de Gobernación convocó a un grupo de personas para integrar el Consejo Asesor del Programa. También, convocó a foros específicos para recoger preocupaciones y demandas en los temas de desaparición de personas; derechos de niñas, niños y adolescentes; desplazamiento forzado interno; trata de personas; igualdad y no discriminación; migración y protección internacional; derecho a la identidad; derechos económicos, sociales y culturales; memoria, justicia y reparación, y protección a periodistas y defensores de derechos humanos.
Desde luego, ese listado no cubre todas las posibilidades de cumplimiento ni de violación a los derechos humanos que acontecen en la actualidad; tampoco todas las modalidades en que deben ser desarrollados los mecanismos para satisfacerlos. Sí estamos, sin embargo, frente a un amplio catálogo que, en mucho, contempla las mayores preocupaciones de nuestro tiempo.
A los foros deben acudir personas y colectivos, así como activistas y defensores de derechos para exigir a plenitud el desarrollo de sus agendas. Todo ello debe quedar manifestado, alegado y razonado en el Programa. De ahí vendrá el trabajo de incorporación, ordenación, jerarquización y obligatoriedad para todo el país. Puede parecer excesivo señalar que parte del futuro nacional se juega en el modo de construcción e implementación de este Programa; empero, no lo es. (José Ramón Cossio Díaz, El Universal, p. Nacional 12)
No sólo es la migración que cruza de Centroamérica a Estados Unidos. Los mexicanos también migran de una región a otra porque no todas crecen y ofrecen oportunidades suficientes.
El tema es tan relevante que en la Conferencia Nacional de Gobernadores lo tienen en la mira. El planteamiento es que los tres niveles de gobierno se coordinen para impulsar la vocación productiva de cada localidad.
La edición más reciente de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica que presentó el Inegi en mayo, incluye una lámina muy reveladora que ilustra el éxodo interno. De las personas que vivían en una entidad distinta hace cinco años, Baja California Sur recibió a 5.8 por ciento, Quintana Roo a 5.2, Baja California a 2.8, Querétaro a 2.3 y Aguascalientes a 2.2 por ciento. En contraposición, Guerrero expulsó a 2.8 por ciento de esas personas, la Ciudad de México a 2.7, Chiapas a 2, Veracruz a 1.9 y Sinaloa a 1.5 por ciento. (Adriana Delgado, El Heraldo de México, p. 2)
El presidente mexicano es liberal en algunos puntos. No solo no se ha opuesto a la migración, sino que ha apoyado a los centroamericanos (no a los venezolanos) que han ingresado al país. Si bien muchos en su movimiento se oponen al libre comercio, él respaldó el nuevo tratado con Estados Unidos y Canadá, el T-MEC, sobre el que dijo: “Estamos apostando, estamos decidiendo por el libre comercio; no tenemos ninguna duda”. También son liberales su insistencia de recortar el gasto público, de no subir impuestos y de combatir la corrupción y los privilegios de los funcionarios.
En otros asuntos, sin embargo, López Obrador es conservador o iliberal. Lo es su propuesta de construir un país autosuficiente que produzca, hasta donde sea posible, todo lo que consume, la cual es inquietantemente similar a la de Trump. También contrarias al liberalismo son sus decisiones de prohibir unilateralmente inversiones mineras, desconocer contratos firmados con constructoras de gasoductos o concentrar las inversiones de petróleo y electricidad en dos monopolios gubernamentales. Es el mismo caso con sus posiciones moralistas sustentadas en el evangelismo cristiano. (Sergio Sarmiento, Reforma, p. Nacional 12)
De la nada, bueno, del exilio, el hoy titular de Relaciones Exteriores se convirtió en el supersecretario que al parecer baila con la que le pongan. Su única victoria fue acudir a calentar banca en las antesalas en Washington, y luego, en una jugada maestra propia de titanes, firmar todo lo que el gobierno estadounidense le puso delante a fin de evitar un arancel que habría colapsado la economía nacional, de por sí en picada.
Salvo eso, capitular sin decir ni pío, regresó a México y en el camino, durante el vuelo, calzóse el traje de salvador de la patria y vino a recibir en Tijuana el aplauso de los simpatizantes que lo recibieron como si hubiera conseguido que nos devolvieran la mitad del territorio una vez perdido. Hizo hacia atrás su capa invisible, miró al horizonte como hace cualquier superhéroe de su generación y, sin molestarse en darse un peinazo, recibió, estoico, el agradecimiento ensordecedor de la masa llevada para ello. (Cesar Güemes, El Universal, p. Espectáculos 7)
Conocí Estados Unidos de Norteamérica en diferentes momentos y circunstancias de mi vida, después de mi periplo fructífero recorriendo Europa durante 5 años, en los 70.
Mi experiencia en la Unión Americana tuvo lugar en distintos momentos, como Director General de este Instituto. Asistí a múltiples conferencias de la ONU, vinculándome a la agenda del Estado y el desarrollo preconizado en la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados. Fue enriquecedor entender la organización internacional, contemplar la arrogancia y egoísmo de las potencias frente a países atrasados de Asia, África y América Latina, quienes no querían ser súbditos, esclavos de un orden económico internacional injusto. (Jorge Nuño Jiménez, El Universal, p. Nacional 12)
Donald Trump ya está en campaña para su reelección en 2020 por lo que todas las decisiones que tome estos días tendrán como directriz quedar bien con su electorado y serán cada vez más radicales. Para entender estas decisiones hay que comprender el perfil del típico votante de Trump que en su mayoría son americanos blancos nacionalistas conservadores que se han sentido relegados por las políticas neoliberales que se han llevado la producción a otro país para abaratar costos o que han traído mano de obra barata de migrantes dejándoles sin empleo.
Entender y adivinar las decisiones de Trump es demasiado simple, lo difícil es que Trump entienda que sus decisiones locales ponen en riesgo el delicado equilibrio mundial. Roberto Domínguez Guadalajara, Jal. (Correspondencia, Reforma, p. Nacional 4)
Dicen en la Secretaría de Gobernación que se dará protección consular a connacionales con motivo de las redadas contra migrantes indocumentados que ha ordenado el trumpismo, y en la de Relaciones Exteriores que se asumirá el liderazgo en tal protección.
Al respecto, uno se pregunta qué argumentos van a esgrimir las dos secretarías para defenderlos, si en nuestro país se practican tales redadas contra refugiados -también considerados ilegales centroamericanos, conforme al acuerdo migratorio firmado en junio por representantes legales de jerarquía menor de los dos gobiernos.
Hacemos votos por que pronto se enderece el camino para que en verdad se dé la debida protección a quienes han emigrado en busca de una vida mejor. José Mauro González-Luna Mendoza, primer ex consejero jurídico del gobierno de la Ciudad de México (Correspondencia, La Jornada, p. 6)