Agentes con la venia del Dr. Simi
Con proceso exprés, de apenas 24 días, con un certificado médico que bien podría emitir cualquier consultorio de farmacia, y con sólo el dicho de los interesados de que poseen buena conducta, y no consumen drogas ni son alcohólicos, es suficiente para entrar al proceso de reclutamiento de nuevos agentes federales del Instituto Nacional de Migración, que dirige Francisco Garduño. Eso sí, quienes se anoten deberán estar dispuestos a cambiar de residencia temporal y disponibilidad a toda hora por 9 mil 781 pesos al mes, ya libres de impuestos, y a un periodo de capacitación, pero sin ningún examen psicométrico de por medio ni exámenes de control de confianza para actividades que, hemos visto muy recientemente, son de tipo policial. El caso es que la convocatoria para cubrir un número indeterminado de plazas, según alcance el presupuesto disponible, se cierra el 4 de julio y los aceptados entrarán a trabajar de inmediato, el 15 de julio. ¿Improvisación? (El Universal, Opinión, p.2)
La Guardia Nacional nace con 70 mil hombres que provienen en su enorme mayoría de las policías militar y naval, más un grupo de la policía federal en un proceso de integración que ha resultado difícil y tortuoso. Operativamente no creo que la GN tenga hoy más de 50 mil elementos, ni que todos estén plenamente entrenados. No es humanamente posible hacerlo en un lapso tan corto de tiempo.
De esos elementos, hay 26 mil desplegados ya en las fronteras norte y sur, cumpliendo tareas que no son las que originalmente les correspondían. Reemplazarlos por elementos del Instituto Nacional de Migración será por lo menos, complejo, primero porque han sido removidos la mayoría de los agentes que operaban en las fronteras, acusados de corrupción. Segundo, porque la integración de elementos de la Policía Federal que se propuso no será fácil comenzando por la forma en que el nuevo responsable del Instituto se ha referido a ellos. Lo cierto es que esa integración tardará, y los miles de elementos de la GN tendrán que estar muchos meses aún en la frontera. (Jorge Fernández Menéndez, Excélsior, Opinión, p.12)
La dinámica migratoria de Centro y Norteamérica se ha modificado radicalmente en los últimos dos años. Hay que decirlo así, porque pensarlo sólo como un problema de México y, específicamente, del sur-sureste mexicano, constituye un error que impide pensar con claridad cuáles son las decisiones de política pública que deben implementarse en el corto y el mediano plazo para atender con eficacia y pertinencia la compleja problemática que se ha gestado, pero que continuará profundizándose en los próximos años.
El primer tema que es urgente resolver se encuentra en el ámbito de lo político: ¿cómo lograr que haya garantía de respeto a los derechos humanos de las personas migrantes? y, al mismo tiempo, ¿cómo resolver el problema estructural relativo a la “porosidad” de nuestra frontera sur? (Mario Luis Fuentes, Excélsior, Opinión, p.14)
Las personas que soliciten asilo en EU serán retornadas a México, donde deberán esperar la resolución de su petición. Mientras esto ocurre, México se compromete a ofrecer oportunidades laborales, de acceso a la salud y educación a los migrantes y a sus familias.
Hoy que se cumple un año de la histórica elección del 1º de julio de 2018, y también siete meses de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, vale la pena hacer una revisión de uno de los temas que, seguramente, marcará a la actual administración: El acuerdo recientemente firmado con el equipo del presidente Donald Trump y sus implicaciones en materia migratoria para México.
Tras la crisis de los aranceles y las amenazas del mandatario estadunidense, el acuerdo alcanzado modificará, de manera profunda, la forma en que se desarrollará la política migratoria al interior de nuestro país. (Armando Ríos Piter, Excélsior, Opinión, p.15)
Por momentos trato de recordar las ideas que pasaban por mi cabeza cuando era niño. Recuerdo que a menudo soñaba despierto, que mi mente estaba mucho menos acotada y que esa libertad me llevaba a disfrutar extraordinarias experiencias con elementos cotidianos. Cada día era una nueva aventura.
El Instituto Nacional de Migración reportó que durante el primer cuatrimestre del 2019 el ingreso de menores acompañados y no acompañados a nuestro país se multiplicó casi tres veces en comparación con el mismo periodo del año 2018, sin tomar en cuenta a aquellos niños que no son registrados mediante alguno de sus mecanismos.
Su historia resulta dolorosa desde el principio. Nacen y crecen en ambientes con ausencia de bienestar y seguridad, que obligan a sus padres a migrar. La historia de dolor continúa con un andar plagado de amenazas y trampas en medio de carencias y abuso que atentan brutalmente contra su integridad. El mejor de los desenlaces, en el corto o mediano plazo, se encuentra en un albergue en México o en Estados Unidos en el que una autoridad determinará su estancia y futuro, en condiciones que distan mucho de lo que un niño merece. ( David E. León Romero, La Razón, Opinión, p.10)
Sin omitir o pasar por alto que haya graves y serios actos de corrupción entre los agentes de migración y, en general, en los cuerpos policiacos, es claro que unos y otros se la pasan entre riesgos profesionales y bajo condiciones laborales realmente desfavorables.
Hace algunos años, cuando se dejó venir una numerosa migración cubana, pudimos apreciar las grandes dificultades que tenían los agentes mexicanos para controlar y ordenar la situación.
Enfrentaban todo tipo de limitaciones, a las que se sumaba el hecho de que esa migración cubana era particularmente agresiva y hasta grosera. Vimos cómo aventaban la comida que se les ofrecía, porque la que querían era la de su país. (Javier Solórzano Zinser, La Razón, Opinión, p.2)
El Estado mexicano no siempre es esa criatura lenta y burocrática que imaginamos. En días recientes hemos visto una maquinaria dinámica, ágil, capaz de lograr resultados en el corto plazo. Me refiero a los “rescates de migrantes” –con ese eufemismo llaman algunos medios a la cacería– que se han multiplicado desde que se firmó un acuerdo para que Estados Unidos no impusiera aranceles a las exportaciones mexicanas.
Todas las agencias federales de seguridad y los tres órdenes de gobierno han puesto de su parte para frenar la migración. A pesar del maltrato y del desdén del que han sido objeto por parte de algunos altos funcionarios, elementos adscritos a la Policía Federal realizaron varios de los operativos más importantes en Campeche, Puebla, Querétaro y otros estados. En Tuxpan y en el Puerto de Veracruz, la policía naval realizó redadas en hoteles. En Chiapas, elementos estatales y municipales interceptaron camiones. Como resultado de este esfuerzo coordinado, el total de migrantes detenidos muy probablemente alcanzó un máximo histórico, en junio. El Instituto Nacional de Migración (INM) reportó que, al 24 de junio, habían sido detenidas 23 mil 917 personas que se encontraban en el país de forma irregular. (Eduardo Guerrero Gutiérrez, El Financiero, Opinión, p.46)
Valeria no había cumplido los dos años. Su papá, Óscar Martínez atravesó el Río Bravo con ella en los brazos. La dejó en la orilla para regresar por su esposa y ayudarla a cruzar. La bebé, al ver que su padre se alejaba se aventó al agua. Oscar volvió por ella y la alcanzó a tiempo, pero una corriente muy fuerte los arrastró a los dos. Murieron ahogados, como miles de personas en la historia reciente, tratando de llegar a Estados Unidos.
Tania lo presenció todo. Está de vuelta en El Salvador para enterrar los cuerpos de su esposo y de su hija. Sepultará también el sueño americano, que para ella fue pesadilla. La esperanza se ahogó junto con su familia. (Paola Rojas, El Universal, Opinión, p.7)
Terminó la primera ronda de debates entre los (muchos) aspirantes a la candidatura del Partido Demócrata en Estados Unidos. Son tantos que los organizadores dividieron el encuentro en dos grupos y dos noches sucesivas. Contra todo pronóstico, el resultado fue fascinante.
Hay, entre los demócratas, al menos una decena de políticos de edades y trayectorias distintas cuyo desempeño en el debate augura una competencia como no se ha visto en años en el partido demócrata. En la primera noche, Elizabeth Warren, la senadora de Massachusetts, demostró por qué puede ser, al final, la candidata de unidad para progresistas y moderados. Sofisticada, estudiosa y convincente, Warren irá creciendo. También destacó Julián Castro, antiguo secretario de Vivienda con Obama y único hispano en la contienda. Castro se adueñó con vehemencia de la agenda migratoria, enterrando las aspiraciones del otro joven tejano en el debate, Beto O’Rourke, que se veía pálido y poco preparado para improvisar. (León Krauze, El Universal, Opinión, p.10)
Más que intentar evitar la migración, debemos concentrar las inversiones en el desarrollo rural, para que la gente pueda quedarse en sus pueblos y no sea obligada a migrar como el recurso desesperado para sobrevivir.
La migración es una estrategia de vida que nos ha acompañado desde el inicio de nuestra especie. Pero hoy se ha vuelto un desafío humanitario global, donde México y Centroamérica –específicamente El Salvador, Honduras, Guatemala– ocupan un lugar central. (José Graziano Da Silva, El Universal, Opinión, p.14)
La dramática fotografía de Julia Le Duc, publicada en este diario, y reproducida en el mundo entero, constató la aberrante política de la administración del presidente Trump para coartar el paso a quienes buscan asilo humanitario en Estados Unidos. La gráfica cambió el debate migratorio en el vecino del norte, y por fin propició que la nación entera se percatara de la gravedad de lo que sucede en la frontera, y exigiera al gobierno una solución al problema causado por la indolencia e incapacidad de los responsables de la política migratoria. Tal vez el resultado más plausible es que el Congreso aprobó un paquete de 4 mil 600 millones de dólares para mejorar las condiciones en las que están viviendo familias de migrantes. (Arturo Balderas Rodríguez, La Jornada, Opinión, p.15)
En muy corto plazo, la guerra de migrantes por aranceles desatada el 30 de mayo por Donald Trump derivó en una grave crisis humanitaria en México. Y de manera vertiginosa, también, la imagen progresista y humanista del gobierno de Andrés Manuel López Obrador se trasmutó en la de un país que opera como un módulo más del Estado policiaco global, como característica principal del capitalismo actual, asentado en sistemas cada vez más ubicuos y omnipresentes de control social de masas y humanidad superflua mediante la represión estatal y guerras difusas, como forma militarizada de acumulación de capital por despojo.
Más allá de la narrativa populista, el “neoliberalismo con esteroides” de Trump (William I. Robinson dixit) es una respuesta clasista de la ultraderecha a la crisis de legitimidad del sistema, que descansa sobre un mensaje nacionalista y proteccionista de corte neonazi, dirigido, en particular, a generar emociones y movilizar al sector más reaccionario de su electorado blanco, anglosajón y protestante (WASP, por sus siglas en inglés), que en 2016 resultó deslumbrado por el narcisismo, el rostro rosado, la gorra roja y el grito de campaña “America first!” del actual inquilino de la Casa Blanca. (Carlos Fazio, La Jornada, Opinión, 16)
“Por el bien de todos, primero los pobres”, prometió por más de una década AMLO. Fue, sin duda, el ejercicio narrativo más exitoso desde 2000: conquistada la democracia, ahora vendría de su mano la justicia social.
Por muchos años, el hoy presidente fue el candidato a vencer. Su talante y programa fueron siempre una incógnita, pero en cada una de las elecciones en las que contendió representó la alternativa creíble al cambio frustrado. Concentró hábilmente la esperanza de transformación en dos temas dolorosos e indignantes: la pobreza y la corrupción. Convenció a millones de que eran las dos caras de la injusticia. Desde la lacerante y visible desigualdad tejió el relato épico de la lucha del pueblo contra una élite de privilegiados que capturan corruptamente la riqueza de todos. Ese fue su reflejo más audaz. López Obrador tomó la trinchera de la honestidad y no la soltó jamás. Hizo de sus adversarios distintas versiones de lo mismo. Los derrotó fuera de la competencia: los despojó de legitimidad para disputarle la razón y, por supuesto, el poder.
El desempeño económico será la factura que pagarán los más pobres con inflación y desempleo. Por esa fragilidad autoinfligida de la economía, México aceptó la vergonzosa tarea de perseguir a los migrantes ¿En qué moralidad pública encuentra justificación algo así (Roberto Gil Zuarth, Milenio, Opinión, p.9)
Los flujos de dinero explican mucho las situaciones de geopolítica”, me dice Pablo Porro, gerente general de Western Union (WU). Es que hay un fenómeno que está creciendo a la misma velocidad que la enorme oleada de migrantes centroamericanos que llegan a México: el aumento en 2019 de más de 20% de remesas desde México hacia Honduras, El Salvador, Haití y Guatemala. “Si bien son montos bajos, que promedian los 100 dólares, es un movimiento que no teníamos antes”, agrega el ejecutivo que este año se hizo cargo de la operación de la principal empresa de envíos de dinero. Explica que los migrantes lo poco que puedan ganar a medida que avanzan, lo envían a sus casas.
También ocurre al revés: muchas familias centroamericanas prefieren tener muy poco dinero durante el cruce por el país por cuestiones de seguridad y van recibiendo remesas de sus familiares (en su mayoría desde EU) hasta llegar a la frontera norte del país. (Bárbara Anderson, Milenio, Opinión, p.28)