Opinión Migración 010624

Rozones

No quieren de vecina a la Comar

Nos cuentan que toda la semana estuvieron cerradas las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, mejor conocida como Comar, en la Ciudad de México. Esto luego del intento fallido de mudarse a la colonia Anzures, debido a las protestas de los vecinos. Fue la Secretaría de Gobernación la encargada de avisar que el cambio, que se realizaría ya no sucederá tras una protesta que desquició por unas horas el Circuito Interior. Sin embargo, el cierre de las oficinas que actualmente se encuentran en la colonia Juárez, donde también hay reclamos de colonos, provocó que muchos trámites se retrasaran, lo que dejó a cientos de personas a la espera, una semana más, de ser atendidos. Se ha dicho que el lunes la oficina podría regresar a sus actividades normales, aunque no está del todo claro que así sucederá. El cierre fue tan sonado, que organismos internacionales como la ONU criticaron la decisión, y a los trabajadores de esa dependencia no les quedó de otra que desempacar las maletas. Uf. (Redacción, La Razón, p. 2)

LINOTIPIA / Claudia y Xóchitl responden

En febrero y marzo, entrevisté a las dos candidatas a la Presidencia con mi colega Maria Hinojosa. Hablé más de una hora con Xóchitl Gálvez en un estudio en Manhattan. Con Claudia Sheinbaum tuve cinco minutos al terminar un evento en Tultitlán.

Las entrevistas formaron parte de un episodio sobre las elecciones en México, que se estrenó la semana pasada en el programa de radio pública Latino USA. Nos interesaba mostrar la paradoja de que México, donde asesinan en promedio a 10 mujeres al día, tendrá una mujer Presidenta antes que EU.

Para esta Linotipia escogí cinco preguntas similares que hicimos a las candidatas. No diré lo que opino. Solo pongo las preguntas y respuestas. Usted pensará lo que considere.

Xóchitl, ¿por qué viajó a EU? “Para mí EU significa el estado 33. Tengo interés en que (los mexicanos en EU) participen en la votación. Y dos, para hablar con medios (en EU), con el Departamento de Estado y la Cámara de Representantes. Es importante que volteen a ver lo que está pasando en México, no hay normalidad democrática, no es una contienda pareja.

Claudia, ¿cuál es su mensaje para los votantes latinos en EU? “Siempre estaremos con ellos, pelearemos por ellos, sus derechos y sus familias en México. Queremos bienestar social para todos los mexicanos”.

Claudia, ¿qué opina de que una mujer será Presidenta? “Es una responsabilidad. Sé que represento a las mujeres mexicanas, a mis ancestras, a mi hija. Pero si estoy muy arriba no estaré con mi pueblo. Quiero estar cerca de todo el mundo y siempre tener mis pies en el suelo”.

Xóchitl, si piensa en usted de niña, ¿creía que una mujer podría ser Presidenta? “Nunca me cruzó por mi mente. Las mujeres (en mi pueblo) éramos vistas solo como burros de carga. Yo lo único que quería era estudiar para que mi madre dejara de ser violentada. No puede haber un reto más grande para mí que haber llegado a los 17 años sola a la Ciudad de México a tratar de ser ingeniera. El mundo me decía que no lo iba a lograr. Me queda clara la dimensión (de mi candidatura), pero creo que es menos complicado de lo que ha sido mi vida”.

Xóchitl, ¿cuál es su postura con respecto a la migración? “México cometió un grave error cuando acepta ser tercer país seguro. Y eso genera una crisis humanitaria. Entonces deberíamos hacer una cooperación con EU. Ok, soy tercer país seguro, te ayudo, pero pon recursos para que podamos atender con dignidad a estas personas. Estoy abierta a buscar soluciones, pero no a que seamos el patio trasero de EU”.

Claudia, hace poco, usted dijo a Joe Biden y Donald Trump que debían dejar de hablar sobre México. ¿Por qué dijo esto y cuál es tu plan con respecto a la migración? “Necesitamos cooperación para el desarrollo. El mejor modo de reducir la migración es invertir en los países donde vive la gente que quiere irse a EU. Así gane Biden o Trump, continuaremos diciendo que hay muchos problemas en EU y que es mejor que ellos y sus campañas se enfoquen en esto y no usen a México como el problema. México no es el problema, somos parte de la solución”.

Claudia, en su campaña, usted ha dicho que está construyendo el segundo piso de la transformación y que será la continuidad. ¿Qué será único de su gobierno? “Voy a poner mucho esfuerzo en la ciencia y el desarrollo, en los derechos de las mujeres. Continuaremos trayendo educación y un buen sistema de salud”.

Xóchitl, ¿cómo es posible que usted se postule por el PRI y el PAN, dos partidos con grandes escándalos de corrupción? “Los partidos no me van a manipular y lo saben. No me han pedido nada a cambio porque no lo hubiera dado. Yo, si tengo una denuncia de corrupción, no voy a encubrir a nadie”.

Xóchitl, ¿está diciendo que si se prueba corrupción de alguna persona en los partidos que la postulan, iría a castigarla? “Yo no soy responsable de lo que pasó atrás. No tengo una acusación de corrupción en mi contra. Pero de aquí para adelante, en el momento que yo sea la presidenta de México, seré severa, y sobre todo, meteré controles”.

Claudia, muchas críticas al gobierno de AMLO son por la militarización. La oposición también ha dicho que se han usado los programas sociales para comprometer el voto, ¿cómo responde a eso? “Los programas sociales están en la Constitución, es falso que los usemos con intención electoral”. (No respondió sobre la militarización). (Peniley Ramírez, Reforma, Opinión, p. 8)

Templo Mayor

LA ASPIRANTE opositora Xóchitl Gálvez realizó una reunión a puerta cerrada con 30 embajadores extranjeros acreditados en México.

ESTUVIERON representantes de Canadá, España, Suiza, Brasil, Chile, Ucrania, Argentina, Sudáfrica, Australia, Noruega y Bélgica, entre otros.

NO FUE Ken Salazar, embajador de Estados Unidos, y tampoco llegó el británico Jon Benjamin dado que fue destituido luego de que se difundiera un video donde apunta con un arma larga a uno de sus asistentes durante una gira que hizo ¡por Sinaloa!

LE SALIÓ caro el “chistecito” a Lord Machine Gun. (F. Bartolomé, Reforma, Opinión, p. 8)

Nosotros, las víctimas

Vivimos el tiempo de las víctimas. Los ultrajados son legión allí donde uno levante la cabeza. Almacenan reproches y agravios, y los apilan uno encima del otro, con tesón y mimo. Desde lo alto de esa montaña de injurias sufridas descargan una furia que a menudo los convierte en verdugos.

Israel está cometiendo un genocidio retransmitido en directo en nombre del derecho a la autodefensa. Ellos son los atacados. Yo soy la víctima, repite Trump, cada vez que es acusado. No le voy a pedir disculpas, ¿cómo voy a pedir disculpas, si yo fui el agredido?, dice Milei, kamikaze de la diplomacia, tras cargar contra el presidente del gobierno español en Madrid.

Es la era del victimismo, estrategia sicológica que ahuyenta culpas, evapora responsabilidades y frena empoderamientos. La víctima siempre tiene una mochila llena de afrentas arrojadizas que hacen imposible el debate. Estamos en el terreno de las emociones, no de las ideas. Empezó él, se defenderá siempre el niño acorralado. Es también una era infantilizada y rencorosa. Al que se muere en domingo deberían meterlo en la cárcel, dice el entrañable verdugo de la película de Berlanga.

No es un fenómeno inocuo. La revista académica Psychology of Violence acaba de publicar un artículo con el elocuente título de El victimismo percibido determina el apoyo a la violencia política interpartidista en Estados Unidos. El trabajo está centrado en los sucesos que siguieron a la derrota de Trump en 2020 y encuentra que, cuanto más fuerte es el rasgo victimista, mayor es la predisposición a justificar y ejercer violencia política.

Europa no es ajena al fenómeno. Mientras la xenófoba AfD crecía en los sondeos alemanes, los ataques racistas, antisemitas y de extrema derecha –nueve al día– crecieron 20 por ciento durante el último año en el país germano. Este ejército de víctimas del mundo moderno va a llenar las urnas de votos de extrema derecha en las elecciones europeas del 9 de junio. Ofendidos del mundo, uníos, claman Meloni, Le Pen, Abascal y compañía. El panorama tras las votaciones puede ser desolador porque no hay muchas cosas peores que un victimista con poder. Las cenizas que dejó el nazismo en el continente son buena prueba. Esta época no está inventando nada, después de todo.

¿De dónde nace ese victimismo que tan bien articulan los fascismos de nuevo cuño? ¿De dónde bebe ese rencor? La base material de la privilegiada vida en el continente lleva años siendo golpeada. Somos la primera generación que va a vivir peor que sus padres, lamentaban los jóvenes en la larga crisis de 2008. Sigue siendo cierto. Los estudios ya no garantizan un empleo digno para toda la vida; acceder a una vivienda en óptimas condiciones es a veces una quimera; tener el dinero suficiente para calentar la casa en invierno, una preocupación. La base industrial sobre la que reposaba el bienestar europeo se evapora ante la competencia amiga estadunidense y el desembarco chino. Las expectativas de vida están cambiando y el futuro ya no es lo que era. ¿De quién es la culpa?

Del capitalismo, por supuesto, responde la izquierda. Con razón. Un sistema maniaco-depresivo (la expresión es de Antón Costas, no precisamente anticapitalista) enfrascado en una suicida huida hacia adelante justo en el momento en que la crisis climática empuja a caminar hacia atrás. La explicación, con todo, quizá no sea suficiente.

De árabes, feministas y ecologistas, clama la extrema derecha, con eficacia. ¿Qué mensaje interesa más al statu quo? ¿Cuál es el que amplifican redes y grandes medios? Un muchacho de 23 años murió apuñalado el pasado fin de semana cerca de Bilbao. Los bulos empezaron a correr: un joven local muerto a mano de menores migrantes no acompañados. Hasta la policía vasca, que no es un derroche de antirracismo, tuvo que salir a aclarar que no era cierto, que los agresores no respondían a ese perfil y que, de hecho, la víctima era de origen extranjero. ¿Llegará esta rectificación a todos los que compartieron el bulo?

El victimismo de nuestros días no tiene apuro en volcar sobre el eslabón más débil su cargamento de ira y frustración. La presencia del Estado y sus mecanismos igualadores se diluye ante una iniciativa privada que exige cada vez más mercados –pensiones, sanidad, etcétera–, pero es más fácil culpar a los migrantes, a los que se acusa de acaparar ayudas sociales y cambiar la idiosincrasia local. De poco sirve recordar que el mermado Estado de bienestar europeo necesita su mano de obra para sostenerse. Al hombre de mediana edad se le mueve el suelo sobre el que camina y se revuelve contra el feminismo, que le puso patas arriba una vida que preveía más cómoda. El coche, ese pasaporte hacia la libertad y la virilidad, es demonizado en nombre de la crisis climática. Nos quieren pobres, castrados y quietos, llora el ofendido. Convertirse en víctima es una estrategia para legitimar la frustración provocada por lo que no es, a menudo, sino una pérdida de privilegios. Una forma de cargar sobre los de abajo, que están peor, las penurias provocadas por los de arriba. (Beñat Zaldua, La Jornada, Opinión, p. 15)

Caso Trump y relación bilateral

El reciente fallo en contra del expresidente Donald Trump en el caso civil por difamación y agresión sexual no sólo sacude el panorama político interno de Estados Unidos, sino que también tiene implicaciones significativas para la relación bilateral con todos los países del mundo, y el que más nos interesa: con México. Estados Unidos no sólo sigue siendo la primera potencia del mundo, sino que es nuestro vecino y principal socio comercial.

El veredicto, que obliga a Trump a pagar una indemnización de 5 millones de dólares a la escritora E. Jean Carroll, llega en un momento crucial, pone en tela de juicio la viabilidad de su candidatura para las elecciones de 2024. Trump enfrenta ahora no sólo un revés legal, sino también un potencial daño a su imagen y credibilidad y a la viabilidad de su propia candidatura.

Este fallo complica aún más el ya de por sí delicado equilibrio que el gobierno mexicano debe mantener en su relación con Estados Unidos. Por un lado, el gobierno saliente de Andrés Manuel López Obrador ha mantenido una postura de negociación permanente con el país vecino. Sin embargo, el fallo contra Trump coloca al gobierno mexicano en una posición incómoda, especialmente si el expresidente decide utilizar este revés legal para avivar sentimientos nacionalistas y antiinmigrantes como parte de su estrategia de campaña.

Por otro lado, el próximo gobierno mexicano, que asumirá el poder en diciembre de 2024, deberá lidiar con las consecuencias de este fallo y su impacto en la relación bilateral. Si Trump logra recuperar la presidencia, es probable que su enfoque hacia México se endurezca aún más, especialmente en temas como la migración y el comercio. Esto podría poner en riesgo los avances logrados en el marco del T-MEC y generar nuevas tensiones en la frontera.

Además, el fallo contra Trump podría tener un efecto dominó en la política interna mexicana. Los críticos del expresidente estadunidense podrían ver en este revés legal una oportunidad para cuestionar a aquellos políticos mexicanos que han sido percibidos como cercanos a Trump. Esto podría generar divisiones y debates internos en un momento en que México necesita mostrar unidad y fortaleza en su relación con su principal socio comercial.

El gobierno mexicano, tanto el saliente como el entrante, deberá manejar con sumo cuidado su postura frente a este tema. El actual encargado de las relaciones con América del Norte, Roberto Velasco, conoció perfectamente al equipo del entonces presidente Trump, al igual que conoce a todo el equipo del presidente Biden, Su trabajo en este contexto será fundamental. Por un lado, es relevantísimo mantener una relación constructiva y respetuosa con Estados Unidos, independientemente de quién ocupe la Casa Blanca. Pero al mismo tiempo, México no puede permitir que su agenda bilateral sea dictada por los vaivenes políticos y legales del país vecino.

En este contexto, el fallo contra Trump se convierte en un recordatorio de la complejidad y la interdependencia que caracteriza la relación entre México y Estados Unidos. Más allá de las preferencias ideológicas o políticas, ambos países están unidos por profundos lazos económicos, sociales y culturales que trascienden a los individuos y a los gobiernos en turno.

El reto para México será navegar en estas aguas turbulentas con inteligencia, diplomacia y firmeza, buscando siempre defender los intereses nacionales y promover una relación bilateral basada en el respeto mutuo, la cooperación y el beneficio compartido. Sólo así podremos enfrentar los desafíos que nos depara el futuro y construir una relación más sólida y equitativa con nuestro vecino del norte. (Yuriria Sierra, Excélsior, Nacional, p. 14)

Sacapuntas

Bolivarianos, observadores

Por cierto, los ex presidentes de Bolivia y Argentina, Evo Morales y Alberto Fernández, respectivamente, son parte de los observadores electorales que registró el Grupo Puebla, afín al eje bolivariano. El equipo de ese bloque regional para los comicios de México tiene previsto también reunirse con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. (Redacción, El Heraldo de México, p. 2)