¿Y dónde está Garduño?
Nos hacen ver que en plena crisis de migrantes, al que no se ve por ningún lado es al titular del INM, Francisco Garduño. No ha salido a dar información sobre las oficinas migratorias saturadas por miles de centroamericanos. Mucho menos fue invitado a la reunión de ayer entre el presidente López Obrador y gobernadores, donde se abordó el tema. (El Heraldo de México, La 2, p. 2)
REMATE DISLOCADO
Parece que el gobierno se ha dado cuenta que el problema no es que Grupo México o su presidente Germán Larrea anuncien que tomarán acciones como detener sus trenes ante la invasión de migrantes a ellos, las cuales no sólo son un peligro para estas personas, sino que además dislocan las cadenas comerciales del país. El Presidente se reunió con gobernadores quienes le hicieron ver que en los últimos días han crecido las oleadas de migrantes y han generado problemas de saturación graves como los que tiene Ciudad Juárez.
El asunto, evidentemente, no se arregla con ofrecimientos equivocados como el de Francisco Garduño de utilizar al personal del Instituto Nacional de Migración, de la Guardia Nacional, incluso de policías privadas como se llegó a sugerir.
El gobierno está en deuda no sólo con los migrantes, sino también con las empresas que transportan su mercancía. Tratarlo de limitar a una disputa entre el Presidente y Germán Larrea sólo sirve en el muy corto plazo y no atiende una grave tragedia humanitaria que tiene implicaciones de largo plazo. (David Páramo, Excélsior, Dinero, p. 3)
Migración, golpe económico
La migración durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador pasó de un fenómeno multitudinario, a una crisis humanitaria y social, y un creciente gasto gubernamental; y, se ha convertido en un fenómeno que afecta a las actividades productivas de México.
Riesgos de incumplimiento de operaciones comerciales internacionales, el impacto económico correspondiente, potencial desabasto y elevación de precios en el mercado nacional y afectación en las cadenas de suministro en diferentes sectores industriales y comerciales, son algunos de los efectos más importantes que ya se registran o están por ocurrir.
En las últimas semanas los migrantes han copado trenes, obligaron a Ferromex a realizar un paro humanitario de 60 unidades para proteger la integración de las personas.Su traspaso en la frontera norte, obligó a las autoridades de Eagle Pass a declarar situación de emergencia.
Los migrantes en México, para su traslado, también han tomado camiones y se mantienen hacinados en centrales camioneras y parques de distintas ciudades.
El impresionante flujo ha derivado en diversos y lamentables casos de accidentes, de vehículos en los que son transportados en condiciones inhumanas.
También son objetivo y víctimas del crimen organizado. El presidente de México les ha advertido que es peligroso cruzar el territorio nacional.
Y se han registrado casos de escándalo. Uno de los más terroríficos fue el incendio en un centro del Instituto Nacional de Migración de México en Ciudad Juárez, en el que murieron calcinadas 39 personas y resultaron heridas decenas de personas.
La marea de migrantes que llega y pretende cruzar por México para llegar a EU parece incontenible y continúa creciendo.
El pasado 2022 fue el año con mayor número de detenciones a migrantes que transitaban por México en una situación “irregular”: con 444 mil 439 arrestos, un 44% más que el año anterior, de acuerdo con datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). México registra cifras récord de migrantes.
A lo largo de los años, hemos visto cómo el discurso cambió radicalmente.
De la invitación que hizo como presidente electo, en octubre del año 2018, Andrés Manuel para que vinieran a México y les dijo que les ofrecería visa y trabajo a los migrantes centroamericanos.
Pasó, ya en el ejercicio de su gobierno, a una colaboración estrecha con el gobierno de Estados Unidos para contener en el territorio nacional, los crecientes y extraordinarios flujos migratorios.
Lo cierto es que el flujo de migrantes que buscan cruzar el territorio mexicano sigue creciendo.
Tan solo Ferromex contabiliza alrededor de 4 mil migrantes que ocupan sus patios y buscan viajar en los vagones de sus trenes. La semana en curso ha sido especialmente difícil.
Las fallas en el sistema de aduanas –no reconocidas oficialmente– y el aumento en el flujo de los migrantes ha provocado que al menos 4 mil camiones están varados en Ciudad Juárez.
La revisión de las autoridades de EU se han endurecido y con ello se genera el cuello de botella.
El presidente de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar), Miguel Ángel Martínez Millán, reconoció que el cierre temporal del Puente Internacional Córdova-Américas, en Chihuahua, desde el lunes, ha impactado al sector.
Hasta el momento no se ha consolidado la evaluación del daño económico. Cálculos de la Concamin estiman que las pérdidas económicas son cuantiosas porque el comercio México-EU es de mil 240 millones de dólares diarios.
El fenómeno migratorio ya está golpeando a uno de los sectores de mayor importancia en la economía nacional: el del transporte, fundamental para realizar las exportaciones e importaciones nacionales.
El problema amerita una solución integral y de corto plazo porque representa un riesgo muy importante para la economía mexicana justo en el momento en que se busca aprovechar la ventana del nearshoring y atraer inversiones. Al tiempo. (Marco A. Mares, El Economista, Empresas, p. 24)
El día de ayer acudió al Senado mexicano el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de la ONU. En dicha reunión, expusieron su preocupación sobre el uso de figuras privativas de la libertad como la prisión preventiva oficiosa, el arraigo y la falta de certeza jurídica de las personas que llevan años sin recibir una sentencia.
Cuando un policía realiza una detención tiene la obligación de seguir ciertos protocolos, en caso de no hacerlo, estamos ante la presencia de una detención arbitraria. Es por ello que la autoridad tiene la obligación de registrar inmediatamente en un banco de datos, el lugar donde se realizó la detención, el motivo que la origina y la autoridad ante la que se pondrá a disposición al detenido.
Las detenciones arbitrarias violentan derechos tales como la libertad, la vida, la seguridad personal, la presunción de inocencia, la libertad de manifestación, de asociación, y el debido proceso, entre otros.
Se han reconocido diferentes tipos de detenciones ilegales, entre las que destacan las detenciones de personas defensoras de derechos humanos en manifestaciones públicas; o cuando se les priva de su libertad de forma prolongada a los migrantes, refugiados o solicitantes de asilo. Lamentablemente actos reiterados de detención arbitraria por el gobierno federal de Morena han sido contra la comunidad migrante, basta ver la tragedia ocurrida el 27 de marzo de este año en un centro de detención migratoria en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde perdieron la vida 40 personas en un incendio.
Han pasado más de 20 años desde que vino por última vez el Grupo de Trabajo a México y durante esos años, nuestro país y su legislación han ido cambiando de manera drástica, sin embargo, las detenciones arbitrarias hoy son una práctica común.
Apenas en 2019, el Congreso de la Unión aprobó la Ley Nacional del Registro de Detenciones, la cual es un instrumento de prevención de la violación de los derechos humanos de la persona detenida y así, se pueda identificar y localizar a quienes han sido detenidos por cualquier autoridad de los tres órdenes de gobierno.
Los servidores públicos que tengan relación con las detenciones, deben regirse por los principios de disciplina, legalidad, objetividad, profesionalismo y rendición de cuentas en el tratamiento de los datos personales de las personas detenidas, sin embargo, con Morena en el poder, las detenciones arbitrarias han ido en incremento y se han utilizado como un instrumento de represión.
Urge prevenir el flagelo que representan las detenciones arbitrarias, ya que lamentablemente, en muchos de los casos, vienen acompañadas de tortura, tratos cueles inhumanos y degradantes, desaparición forzada o ejecuciones extrajudiciales.
El pilón.
En Morena de la Ciudad de México ya empezaron a copiar los pasos ilegales de Claudia Sheinbaum. Los actos anticipados de campaña, el desvío de recursos públicos, el acarreo y el uso de programas sociales que ya empezó a hacer Clara Brugada, es ofensivo e ilícito. Con todo y esa corrupción van a perder la capital del país. (Kenia López Rabadán, El Universal, Opinión, p. A15)
Qué espectacular lucha por el poder. Ahí, se mide la destreza para retenerlo o recuperarlo. Lástima que tenga por telón de fondo a las víctimas, los desaparecidos y los migrantes.
La lucha por conservar o conquistar el poder es fascinante. Pone en juego la organización, la inteligencia y la fuerza de los aparatos que respaldan a los y las protagonistas de la contienda, quienes a su vez exhiben la talla de su genio e ingenio, así como su capacidad, habilidad y velocidad para reaccionar a los embates del contrario y lanzar los propios. Enseñan, a querer o no, la hilatura de sus nervios, su temple, como también la firmeza o flacidez de sus convicciones y principios.
Oficialmente la campaña por el poder presidencial durante el próximo sexenio no ha empezado, pero realmente no concluyó cuando Andrés Manuel López Obrador se hizo de él. Los contrarios reconocieron el resultado electoral, pero resistieron la consecuencia política y, en tal virtud, aquel hizo sentir el peso de su mando con astucia no siempre exenta de torpeza, cuando no de venganza.
Así, desde hace casi cinco años, los poderosos de un bando o del otro viven en tensión, ensayando o defendiendo definiciones sin efecto, intentando arrastrar a su postura a la nación y asomándose imprudentemente por momentos al abismo del desencuentro o la ruptura. Reacios a encontrar fórmulas de convivencia y entendimiento no significadas en el inmovilismo conformista, el radicalismo sin garantía o el gradualismo a paso lento que, justo por su ritmo, anula la voluntad y la necesidad de cambio. Se disputan el rumbo de la nación, sin plantearse la posibilidad de integrarla de conjunto en un proyecto acordado y compartido de larga duración. Los cautiva la fuerza, no la inteligencia. Se dicen políticos, pero abominan la política.
El espectáculo de quienes ejercen el poder o lo pretenden conservar o conquistar es soberbio, interesante e, incluso, chistoso. Pero lo delicado de ese juego es que descuida o desvanece capítulos fundamentales que, al margen del turno en el poder y por conmiseración, reclaman atención y acción continua a partir de un mínimo acuerdo de las fuerzas políticas para darle perspectiva al país y sacarlo de la senda o el calvario por donde transita o la fosa donde yace.
Esta semana, las desgarradoras escenas de los migrantes nacionales o extranjeros, en busca de refugio ante la calamidad que los echó de su tierra; el reclamo del paradero de los desaparecidos de ayer y de hoy que del civismo ejercicio de cinismo; así como las crónicas de terror impuestas por el crimen y la impunidad obligan a reconocer que el telón de fondo del torneo por el poder es un fresco de dolor y luto que más vale no perder de vista por las luces del concurso.
Esos capítulos desatendidos constituyen el fracaso del conjunto de la clase política, el condominio de su mezquindad y falta de humanidad.
Los migrantes apeñuscados en el techo de los vagones o al interior de las góndolas de un ferrocarril; agolpados en las dependencias oficiales por el ansia de documentar su existencia y paso; hacinados hasta la asfixia dentro de un tráiler; extorsionados por criminales y autoridades; desguanzados en plazas o camellones; apresados en cárceles improvisadas del Instituto Nacional de Migración; metidos en el río con el agua hasta la cintura –por no decir, el cuello–; buscando salvar el filo de las navajas de la concertina… los migrantes no existen en el discurso de quienes ejercen o buscan el poder.
Cierto migrar es un fenómeno ancestral, agravado ahora por la pandemia, el clima, la violencia criminal, el desempleo, la pobreza y el autoritarismo que demanda una acción multilateral, cierto, pero ello no impide darles un mejor trato aquí. Humano, conforme al discurso en boga. Dejar de verlos como parias en tránsito; y como héroes anónimos en el destino, si mandan remesas. Dejar de usarlos como carne de negociación diplomática con el vecino.
En vez de darles una mención en El Grito, mejor sería brindarles atención en el camino.
Y qué decir de los desaparecidos.
Los miles de ausentes de ayer y hoy, cuya estadística tanto irrita al poder que está resuelto no a encontrarlos, sino a modificar la metodología de su conteo para reducir la cifra. Allá ellos, si no aparecen. Los ausentes, cuyos familiares ahora son invitados al templete desde donde se busca el poder a fin de hacer eco a la próxima promesa relacionada con el paradero de su ser querido, sino es que a oír el canto del cisne. No tienen límite los poderosos.
Nada de convocar por un acuerdo unánime a una jornada nacional de búsqueda de los desaparecidos y de condena a quienes toman vidas para acabar con ellas o enrolarlas en los más infames negocios del crimen.
Desde la óptica del poder, si las desapariciones persisten será menester pensar qué hacer con ellas en el padrón electoral.
Y de las andanzas y la versatilidad del crimen organizado mejor ni hablar.
En esa materia, la alternancia en el poder ha sido abono para el crecimiento de esa industria que, desde hace décadas, tiene a la ciudadanía contra la pared. De la política de ensayo y error en el campo de la seguridad pública, a lo largo del siglo el error ha sido la constante en los gobiernos y ni, aun así, han resuelto sentarse a la mesa y acordar cómo poner a salvo y reivindicar al electorado por el que tanto suspiran. Han hecho del crimen el incómodo compañero de viaje en su aventura por el poder.
El poder no se comparte, dicen los políticos. Sin embargo, ahora tendrían que añadir: …pero con el crimen el criterio ya es otro.
En el brillo de los ojos de los olvidados se refleja la ignominia de los poderosos. Qué dicen los poderosos a los olvidados. ¿Les pedirán su voto o sólo hacer el menor ruido posible durante la lucha por el poder?
En breve
La presunta ministra debería tomar nota (sin copiar) de la forma en que Xóchitl Gálvez encaró el problemita que comparten. (René Delgado, El Financiero, Autos, 28)
Hemos sido testigos del incremento de la presión sin precedente que enfrentan los migrantes, desplazados y refugiados de Haití, Honduras, Cuba, El Salvador, Guatemala y Venezuela (y otros países no solo de Latinoamérica, sino de todo el mundo) que entran a nuestro territorio y no logran llegar a Estados Unidos, ni resolver aquí sus necesidades más ingentes. Sin comida, refugio ni servicios de salud, tampoco reciben un trato humano.
Subir a la llamada Bestia o cualquier otro tren para jugarse la vida tratando de escapar de ser asesinados impunemente en una cárcel disfrazada de refugio, o morir asfixiados dentro de un camión, son parte de sus posibilidades.
Esta crisis la enfrenta no sólo México, sino también Estados Unidos y Europa, por lo tanto, nada parece más necesario que un reparto urgente de responsabilidades por regiones. Creo que este es el tema que debería ocupar prioritariamente a los gobiernos del mundo en reuniones como la reciente asamblea de Naciones Unidas. Pero esto no sucede así.
En México, nos convertimos primero en el muro de Trump y poco después en el de Biden. Para los efectos da igual uno que otro mandatario estadounidense. Nos transformamos en tercer país de acogida, aunque los ciudadanos nunca fuimos consultados para ello.
Republicanos o demócratas, populistas o no, en Estados Unidos todos quieren lo mismo: que nuestro país retenga a los miles y miles de centroamericanos o caribeños (o de los mismos mexicanos) que jugándose la vida se ven obligados a escapar de situaciones de violencia o pobreza insoportables.
Hace un par de días vimos a una multitud de migrantes irrumpiendo en las oficinas de apoyo a los refugiados en Tapachula, después de días de estar esperando (en condiciones infrahumanas) para tramitar sus documentos.
¿De esta forma se pretende retener a los migrantes en México? ¿Estamos dispuestos a ser cómplices silenciosos de todo tipo de brutalidades?
La respuesta oficial ante todos estos hechos ha sido de una indiferencia, desde mi punto de vista, incomprensible. En este 2023 se ha generado un récord de solicitudes de asilo y se espera que al terminar el año se acumulen más de 150 mil solicitudes.
Además de los golpes, violaciones y crímenes contra estas personas que solo buscan sobrevivir, existe una situación de insalubridad, carencia de servicios, hacinamiento y falta de atención médica que sufren. Estas condiciones son deplorables y riesgosas para todos, pero parece que a nadie le preocupa.
La tortura, la brutalidad militar o policiaca, la falta de respeto a los derechos humanos son temas prioritarios que deberían importarnos a todos.
¿Acaso se está trabajando en una negociación con Estados Unidos que regule la situación de los migrantes en México y sus anhelos por llegar a aquel país?
No lo creo, ojalá fuera así. (Tere Vale, El Heraldo de México, País, p. 06)
El 22 de enero de 2021 fueron encontrados en una camioneta de volteo 19 cuerpos calcinados. Luego de las pesquisas resultaron ser los cadáveres de migrantes (la mayoría de Guatemala, El Salvador y dos mexicanos), al parecer hasta los 2 polleros quedaron ahí. La buena es que tan sólo dos años después se dictó sentencia en contra de “12 policías inscritos en el grupo élite de la policía de Tamaulipas”.
Tómala barbón. Y esto constituye un logro sin precedentes porque es la primera vez que se dicta sentencia en contra de policías por su participación en un crimen de esta magnitud en contra de emigrantes!!! Nunca antes, eh? Ahora, lo más canijo es que este mentado Grupo había sido creado por quién creen? Ni más ni menos que el encargado de seguridad del FRENTE AMPLIO, con orden de aprehensión vigente Francisco Javier García Cabeza de Vaca. Uno de los policías implicados confesó y chispó la cárcel.
Según relatos “hubo una persecución de esa camioneta y también existió otra camioneta que desapareció”. Lo inquietante aquí es que nunca se esclareció el móvil. De hecho hubo un informe presentado por un senador gringo (de los encargados del área de seguridad), que habla como “agentes de la DEA a lo largo de cuatro décadas han participado y han permitido la corrupción en diferentes instancias”.
Cosa que ya todos intuíamos porque para bailar se necesitan dos. Y del otro lado quien ayudaba a los malandros mexicanos? Sin embargo leerlo ya en un informe presentado ante la Cámara de Senadores gringa es otra cosa. Ahora deberíamos preguntarnos:
Cuántos hechos vinculados a la corrupción y violencia sucedidos en la frontera y alrededores, se habrán llevado a cabo con la aprobación de la DEA?.El periodista Víctor Ronquillo conoció a los deudos (sobre todo los de Guatemala) quienes hablaban de sus hijos y sus ilusiones:
Uno de ellos un chavo que quería ser futbolista profesional, otro era profesor en busca de una nueva vida… unos huyendo de la violencia, otros de la pobreza y muchos más de la falta de oportunidades. El mismo periodista enfoca a la frontera, no ya como un semillero artístico y de nuevas expresiones, sino “la frontera como negocio”.
A propósito de esta tragedia en Camargo recordemos que en la Ceremonia Del Grito, AMLO mencionó a los migrantes. Y de hecho agregó que muriese la DISCRIMINACION. Y aunque no lo crean la discriminación tiene mucho que ver en este tipo de masacres.
Como la de San Fernando o los 43 de Ayotzinapa, porque como asegura Federico Navarrete Navarrete, en su libro “México racista, una denuncia”, el color de la piel y origen de las víctimas da como resultado el poco interés en la investigación y búsqueda de justicia por parte de algunas autoridades, medios, redes, etc. Y desde aquí le mando su bendición a mi Cabecita de Algodón, aunque debiera enviarle mejor un chaleco antibalas de los que ahora usa Peso pluma, nomás para su viaje a Badiraguato. (Fernanda Tapia, El Heraldo de México, País, p. 8)
Durante esta semana se llevó a cabo la Asamblea General de la ONU y lo que ha sucedido hasta el momento en el que escribo estas líneas me parece que es una muy triste radiografía del clima político, social, medioambiental y humanitario que vive actualmente el mundo.
Los señalamientos más estridentes hasta ahora han sido enunciados por líderes del sur global, específicamente de América Latina: Gustavo Petro, Lula Da Silva, Laurentino Cortizo y Alberto Fernández, entre otros, han puesto el dedo en la llaga en temas como la migración, los conflictos armados, el cambio climático, la desigualdad económica y el doble rasero con el que las potencias de Occidente combaten guerras como las de Ucrania y Palestina.
Esto último es muy relevante, al menos en el terreno de la narrativa que están empleando países en vías de desarrollo. En este caso, el discurso del presidente colombiano, Gustavo Petro, fue sin lugar a dudas el más incendiario y confrontativo con Occidente, puesto que el mandatario considera que el planeta y la humanidad van camino a la extinción y los países desarrollados poco están haciendo para cambiar el panorama.
Más allá de si Petro buscaba o no cierto protagonismo, lo cierto es que, palabras más, palabras menos, los líderes latinoamericanos tuvieron varios puntos de coincidencia y me parece que la agenda global de las potencias de Occidente no debería ignorar estos llamados de atención sobre las diversas crisis que vive el continente y el mundo entero.
Por ejemplo, la migración provocada por la violencia y el cambio climático son ollas de presión a punto de estallar y en no pocos años se convertirán en situaciones insostenibles para los países que las padecen, y México tiene un lugar importante ahí: nuestra crisis migratoria al norte y sur de nuestras fronteras requiere urgentemente de recursos y soluciones a las que Washington ha hecho oídos sordos.
La crisis climática ha sido también uno de los tópicos medulares en las intervenciones de los diferentes líderes que han pasado por el estrado. Y es que la escasez de agua o alimentos ya son un problema real para muchos países y la situación se agrava cada día más ante los pasos tan lentos que como humanidad estamos dando en estos temas tan urgentes.
Y por último, el otro asunto que no podía omitirse en esta asamblea fue el de la guerra en Ucrania y el peligro que, según Joe Biden, representa Rusia para la seguridad del mundo. Justo esta sentencia fue la que el presidente de Colombia criticó, cuando hizo referencia a la hipocresía de Occidente y de sus organismos internacionales cuando sancionan o condenan guerras y ocupaciones dependiendo de quien las haga.
Ante esta andanada de acusaciones y recriminaciones, queda la pregunta de qué tan grande será la caja de resonancia de estos reclamos, algunos totalmente justificados, y de si organismos internacionales como la ONU, tendrán en un futuro cercano el peso y relevancia que tuvieron hace algunas décadas, tomando en cuenta que su razón de ser cada vez es más cuestionada, y tristemente, hay muchas razones para ello. (Javier García Bejos, El Heraldo de México, Editorial, p. 18)
¿Y su solución? Cruzar de manera legal y evitar las andanzas de estos traficantes. Por supuesto, el video causó revuelo y será distribuido en países que son fuente de migración. Y mientras Kiko choca sus juguetitos y evoca a su infancia, el flujo de migrantes no cesa. Recientemente, cuatro mil inmigrantes atravesaron la frontera con dirección a Eagle Pass, Texas, marcando uno de los flujos más grandes en años. Quién hubiera imaginado que el hijo de doña Florinda se convertiría en el rostro de una campaña de migración. Solo nos queda decir: ¡Chusma, chusma! ¡Lárgate, lárgate! Y esperemos que el mensaje realmente haga eco. Porque si no, ¡ya se enojó Kiko! Y van a ver con su mamá…
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Con efecto boomerang le resultó a Morena la campaña que, desde sus cuentas oficiales de redes sociales, emprendieron por el presunto plagio de Xóchitl Gálvez en su trabajo de titulación. Lo anterior porque al partido que lidera Mario Delgado le llovieron comentarios por tener entre sus filas y simpatías a personajes que han sido acusados por exactamente la misma situación, es decir, la ministra Yasmín Esquivel, la gobernadora mexiquense Delfina Gómez y hasta el titular de la FGR, Alejandro Gertz Manero.
No ha empezado la contienda electoral pero todo indica que las autoridades en la materia van a tener más trabajo que nunca durante el proceso más grande de la historia. Por ejemplo, esta misma semana el PAN denunció ante el INE a quien será la candidata de Morena a la presidencia, Claudia Sheinbaum, y al senador Eduardo “El jauguar negro” Ramírez Aguilar, por realizar un evento en las instalaciones de la Cámara Alta que presuntamente violenta la Constitución y utiliza recursos públicos para fines partidistas.
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Vaya, parece que los teóricos están recurriendo a métodos matemáticos para tratar de comprender y combatir la creciente violencia relacionada con los cárteles en México. Según un estudio reciente publicado en Science, un modelo matemático sugiere que la clave para disminuir esta violencia radica en reducir el reclutamiento de los cárteles. Estos cárteles, en una sorprendente revelación, “emplean” colectivamente a alrededor de 175 mil personas, convirtiéndolos en uno de los principales empleadores de México. La solución no es simple: mientras que las tácticas tradicionales, como el aumento de la vigilancia policial, han demostrado ser ineficaces, la propuesta ahora es cortar la fuente del problema, es decir, el reclutamiento.
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La reciente decisión de la Administración Biden respecto a los extranjeros que llegan buscando asilo ha encendido el debate entre legisladores, expertos legales y partes interesadas. En mayo de 2023, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y el Departamento de Justicia (DOJ) publicaron una regla final que, temporalmente, declara inelegibles para el asilo a ciertos extranjeros si llegan a determinadas fronteras de los Estados Unidos. sin la documentación válida, habiendo transitado por otro país.
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Los críticos argumentan que las limitaciones al asilo impuestas por la regla podrían infringir tratados internacionales y estatutos federales. Algunos incluso sostienen que esta regla de 2023 se asemeja a las del período de Trump, las cuales enfrentaron desafíos legales. Sin embargo, las agencias defienden su posición, subrayando que existen diferencias significativas que refuerzan la legalidad de la regla. Pero mientras se discuten temas técnicos, miles de migrantes sufren las consecuencias de tener cerrada la frontera de EU y sufrir el tránsito por México y otras naciones del sur. (A la Sombra, El Sol de México, República, p. 2)
El Diálogo Nacional por la Paz representa un punto de partida en un proceso destinado a abordar las raíces de la violencia para avanzar hacia la pacificación de nuestro país, devastado por la corrupción, la impunidad y actos de barbarie. Este desafío se desarrolla en un contexto en el que el sistema de justicia se ha derrumbado y el tejido social está destrozado.
Este Diálogo, que se realiza del 21 al 23 de septiembre, en la sede la Universidad Iberoamericana en Puebla, se originó tras los asesinatos de los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, junto con los laicos Pedro Palma y de Paul Berrelleza, hace 15 meses, en la iglesia de Cerocahui, Chihuahua. Estos eventos trágicos dejaron una herida profunda en nuestra Iglesia y en la conciencia colectiva, y nos impulsaron a tomar medidas sin precedentes. Como recordaba Ignacio Ellacuría, “La verdadera solidaridad exige justicia. La paz sin justicia es una paz frágil; la justicia sin verdad es una justicia falsa”.
Esta herida germinó en la necesidad de llevar a cabo este Diálogo Nacional por la Paz. Siguiendo el llamado del Papa Francisco, comprendemos que “La paz es el fruto de una gran lucha”. Nadie puede negar que la violencia en México se ha vuelto ominosa y que, lejos de disminuir, se ha recrudecido. Ayotzinapa, Allende, Camargo, Cerocahui, San Fernando, Tlatlaya y otros nombres no son simples puntos en el mapa: son heridas, son recordatorios dolorosos de la necesidad de unirnos en acción, con la esperanza de que la vida y la paz triunfen sobre la deshumanización.
Hoy enfrentamos una violencia que se intensifica y se propaga por todos los rincones, sectores y estratos sociales del país, vulnerando los derechos humanos fundamentales de seguridad y vida. La alta impunidad ha negado justicia a miles de familias y víctimas, obstaculizando su acceso a la verdad y a la justicia.
La crueldad en actos de violencia y la expansión territorial del crimen organizado es alarmante. Presenciamos una erosión de la dignidad humana, una deshumanización que desafía y nos estruja como sociedad. Recordemos los dolorosos hechos, como el de los cinco jóvenes en Lagos de Moreno, Jalisco, los feminicidios que afligen al país o el sufrimiento de los hermanos migrantes, que huyen de la violencia sólo para enfrentar más violencia.
No deseamos un México desamparado ni más terror. Luego de tres sexenios, el modelo de seguridad persiste, sin diagnósticos adecuados y con instituciones estatales fallidas. Justo cuando parece que “hemos tocado fondo”, la violencia persiste. No podemos ignorar esta realidad. Este Diálogo Nacional pretende impulsar acciones a través de la Agenda Nacional de Paz, es plural e invita a trabajar por un México digno para todos y todas. No sólo son buenas intenciones, son propuestas que requieren de múltiples esfuerzos.
La violencia es un problema complejo que requiere un enfoque integral y de impulso esencial de los diferentes niveles de gobierno. El compromiso gubernamental, el respaldo internacional, la sociedad civil, las víctimas, la academia, los empresarios y la Iglesia son cruciales. No será fácil ni rápido, pero la unidad nos guiará.
En estos momentos desafiantes, sigamos amando a nuestras comunidades, sirviendo a quienes necesitan apoyo y acompañando en su dignidad a las víctimas.
Las conclusiones del Diálogo serán publicadas en: www.dialogonacionalporlapaz.org.mx.
Provincial de la Compañía de Jesús en México. (Luis Gerardo Moro Madrid, El Universal, Opinión, p. A14)
Migración, bomba de tiempo // ONU: discursos sin resultados // Estados Unidos: novela rosa
Aquí, allá y acullá, el galopante problema de la migración está en boca de todos, pero ni por aproximación los gobiernos y organismos internacionales involucrados toman decisiones concretas que contribuyan a solucionarlo. Todo el mundo habla de esta delicada situación –tantos en países expulsores como receptores–, pero más allá de los discursos nadie mueve un dedo para resolver de fondo esta crisis humanitaria que desde hace mucho se convirtió en una bomba de tiempo.
Más allá de la represión –la poco inteligente respuesta inmediata de las naciones receptoras que sólo provoca que permanentemente crezca la dimensión del problema–, lo cierto es que no hay forma de detener el flujo migratorio, producto de recurrentes crisis económicas, miseria, concentración del ingreso y la riqueza, desempleo galopante, desplome del poder adquisitivo, falta de oportunidades y tantas otras causas. Salvo contadísimas excepciones, nadie abandona su tierra natal por gusto; lo hace por necesidad.
En el caso de la migración hacia Estados Unidos (que ahora debe afrontar las consecuencias de su propagandística novela rosa del american way of life), su gobierno no ha hecho más que proceder de forma salvaje: construye muros, despliega boyas con navajas en la frontera con México, incrementa el número de policías fronterizos, aprueba más y más leyes punitivas en contra de los invasores, reprime, margina, encarcela, expulsa y viola los derechos humanos de quienes pretenden encontrar la vida en esa nación.
Por el lado mexicano, desde hace décadas el gobierno en turno vive en el sempiterno sueño de que algún día –quién sabe cuándo, pero sucederá– firmará un gran acuerdo migratorio con su arrepentido vecino del norte, por medio del cual se erradicará el racismo, la discriminación, la persecución, la permanente violación de los derechos humanos y la xenofobia anglosajona, y así todos serán felices.
Miles y miles de migrantes nacionales y foráneos recorren miles de kilómetros en condiciones infrahumanas y cotidianamente se juegan el pellejo en su intento de llegar a Estados Unidos, y si bien no todos lo logran (la primera vez) el oleaje crece año tras año. Más allá del ancestral desplazamiento de nuestros propios paisanos, México se convertido en la antesala, en el patio de espera de ese ejército que no ceja en su empeño de realizar su sueño.
Lo mismo sucede en otras latitudes, ante la mirada impávida de los organismos internacionales –especialmente la Organización de Naciones Unidas, ONU– que no pasan del discurso –repetitivo y ramplón–, la creación de comisiones para resolver el problema y la aprobación de un pacto mundial para una migración segura, ordenada y regular (firmado por 164 países en 2018) que ni siquiera trascendió la presentación del documento original.
La propia ONU reconoce la ola imparable, el acelerado crecimiento de las corrientes migratorias en el mundo: sólo en lo que va del presente siglo, el número de migrantes en el planeta creció de 174 millones en 2000 a 281 millones en 2020. A ese ritmo, se estima que en 2023 ese universo supera 310 millones de personas. De hecho, desde la firma (2018) de aquel pacto mundial alrededor de 50 millones de migrantes se sumaron al inventario, y los discursos no cejan.
También es relevante el beneficio económico para los países expulsores: de 2000 a 2020, el monto de las remesas enviadas por sus migrantes (México incluido) se incrementó cerca de 500 por ciento, al pasar de 126 mil millones de dólares en el primero de los años citados a 702 mil millones en el segundo, de acuerdo con las cifras de la ONU.
En 1951 la ONU creó la Organización Internacional para las Migraciones, con el fin de “cerciorarse que la migración se gestiona de forma ordenada y humana (…) y ayudar a encontrar soluciones prácticas a los problemas migratorios”. Setenta y dos años después, el problema está desbordado y presenta una situación explosiva.
Las rebanadas del pastel
¿Para qué comparecer en la Cámara de Diputados si sus furibundos inquilinos hacen caso omiso del funcionario citado y toman el recinto parlamentario como si fuera palenque electorero?… La buena, que Cuauhtémoc Blanco seguirá haciendo lo mismo (léase nada a favor de los morelenses), pero sin posibilidad alguna para la CDMX; la mala, que al perdedor de perdedores Ricardo Monreal no le bastó Sandra Cuevas, porque ahora está listo para imponer a su hija Catalina al frente de la alcaldía Cuauhtémoc, de formación itamita, dice que sanar es empoderar. ¡Ole! (Carlos Fernández-Vega, La Jornada, Economía, p. 23)
Difícil no coincidir con Caitlin Owens, autora del artículo cuyo título retomo para esta entrega quincenal: “La crisis del fentanilo en el país [Estados Unidos] se ha convertido en un arma política potente, lo que refleja su impacto profundo y emocional en millones de estadounidenses”.
Vaya que hay razones de peso para que el fentanilo –y en general el consumo de opioides– se haya convertido en un tema sensible para la sociedad estadounidense. El 29% de estadounidenses señala que ellos o alguien de su familia han sido adictos a los opioides. En 2021, casi 107 mil estadounidenses murieron por consumo de drogas, de los cuales tres cuartas partes fueron precisamente por el consumo de este tipo de narcóticos. En síntesis, una epidemia en toda la extensión de la palabra.
Aunado a lo alarmante de estos indicadores, es importante identificar –como lo hace Owens– que esta crisis viene crecientemente aparejada de un uso político por parte de algunos actores en Estados Unidos, ya sea para alimentar narrativas, avanzar agendas o sacar raja política, particularmente en lo que se refiere a la migración en la frontera Estados Unidos-México –pero también al uso de la fuerza militar estadounidense para combatir a organizaciones criminales en suelo mexicano.
La autora recuerda, por ejemplo, las palabras de un disminuido precandidato Ron DeSantis, durante el primer debate del Partido Republicano: “Cuando estos traficantes de drogas crucen la frontera con fentanilo, eso será lo último que harán. Vamos a usar la fuerza y los vamos a dejar muertos de frío”.
Al respecto, el destacado profesor de psiquiatría y servicios conductuales de la Universidad de Stanford, Keith Humphreys, señala lo siguiente: “si la inmigración ilegal desapareciera mañana, el suministro de fentanilo no se vería afectado”. Como señala Owens, el suministro no se vería afectado porque, aunque la mayor parte del fentanilo estadounidense proviene de México, la gran mayoría ingresa al país a través de puertos de entrada legales”. Dicho de otra manera, asociar el tráfico de fentanilo con la migración irregular en Estados Unidos es un despropósito monumental por carecer de sustento.
Por otra parte, la autora identifica el giro que ha tomado la discusión en torno al tráfico de este opiáceo sintético en Estados Unidos: “Y si bien gran parte del debate y la legislación sobre la epidemia [de fentanilo] se centraban anteriormente en la prevención y el tratamiento, la atención se ha centrado cada vez más en cómo reducir el suministro de fentanilo, lo que ha significado conversaciones muy cargadas sobre la frontera, las relaciones internacionales y el cumplimiento de la ley”.
En este sentido, la politización de la crisis del fentanilo inhibe la posibilidad de enfrentar este reto conjunto bajo el principio de corresponsabilidad, de diagnósticos compartidos y cursos de acción conjuntos. Un problema tan apremiante y sensible como el tráfico de fentanilo no se puede manejar bajo consignas político-electorales, sino conforme a premisas técnicas y acciones concertadas basadas en evidencia.
Discanto: Del 21 al 23 de septiembre se lleva a cabo el Diálogo Nacional por la Paz, en la Universidad Iberoamericana Puebla. Se trata de una respuesta a la violencia deshumanizante en México pero, sobre todo, un esfuerzo para la regeneración del tejido social y la construcción de paz. (Fausto Carbajal, El sol de México, Análisis, p. 13)
La semana pasada observé un video en el cual un grupo de mujeres muy alebrestadas arremetía contra un grupo de migrantes en Manhattan, Nueva York. “Fuera de aquí, ilegales. No tienen nada que hacer aquí”.
Esto a raíz de que más de 100 mil migrantes han llegado a ese estado y han provocado una seria crisis presupuestal. Los tienen en hoteles carísimos y la regulación no permite que trabajen.
No escondo mi reacción inicial: son unas racistas y antiinmigrantes estas mujeres. Pero no dejo de preguntarme ¿qué responsabilidad tiene el contribuyente estadounidense sobre estos nuevos flujos migratorios?, ¿cuál es la responsabilidad original de un país expulsor de migrantes, ya sea México o Venezuela?
Las madres y padres Scalabrini, que cuidan migrantes, usan comúnmente la metáfora de que los migrantes son como peces en un río y hay que meterse al agua para convivir con ellos y entenderlos.
Lo he intentado, y más ahora que trabajo en la frontera, en la Universidad de California, San Diego. A menudo, acudo con mis estudiantes, compañeros profesores y grupos de líderes mexicanos y estadounidenses a los albergues de Tijuana a convivir con migrantes. A escuchar sus relatos. Sus historias de cómo su vida la ponen al filo de la navaja para lograr el sueño estadounidense.
Hay dos escenas, entre otras, que guardo en mi memoria sobre esas visitas.
En el otoño de 2018, cuando llegó a Tijuana la llamada caravana de Honduras, conocí a Irwin y su hijo, nicaragüenses que solicitaban asilo. Irwin había logrado ser el líder de la llamada “libreta”. Es decir, el libro donde todos los migrantes, conforme llegaban, se anotaban y en ese orden iban pasando a Estados Unidos. La Patrulla Fronteriza decidía a diario cuál era la capacidad para procesar y sólo esos pasaban.
Irwin, herrero de profesión, huía de la violencia desatada por el dictador Daniel Ortega contra los jóvenes estudiantes. Ya dos sobrinos de Irwin habían sido secuestrados. “Me muero si le pasa algo a mi hijo”, me confió.
Más recientemente, acompañé a mi amiga periodista Paola Rojas al campamento de migrantes que estuvo estacionado casi un año en la plaza de la garita El Chaparral. Paola entrevistó a varios grupos estacionados allí.
Nos sorprendió una familia michoacana: madre soltera con seis hijos. Los dos mayores eran gemelos, uno de ellos parapléjico. Venían huyendo de la violencia de la llamada Tierra Caliente de ese estado. “No hay futuro para mis hijos en Michoacán”, apuntó la joven madre.
En los flujos migratorios, especialmente de la última década, abundan las familias. El paradigma del joven varón lleno de enjundia buscando el sueño americano ha sido sustituido por flujos más heterogéneos en cuanto a nacionalidades, edades y nivel socioeconómico.
Lo mismo observa uno en la fila para pasar a su entrevista de asilo en Estados Unidos a una joven de Venezuela que a una familia rusa con maletas Louis Vuitton.
Las actitudes en Estados Unidos ante este abundante flujo, que este año volverá a ser de varias centenas de miles de personas, están altamente polarizadas.
Por un lado, los antiimigrantes, por lo general trumpistas, como las mujeres que gritaban consignas en Nueva York, consideran que estos migrantes no tienen nada que hacer en su país. Vienen a invadir. Trump incluso no tuvo empacho en señalar que venían de “lugares de mierda como El Salvador”.
Por el otro, las organizaciones promigrantes insisten en que están en su derecho, pues vienen huyendo de la violencia. Más aún, su país –Estados Unidos– ha generado esa violencia, entre otras razones, por su insaciable demanda de drogas.
El derecho internacional señala que únicamente pueden solicitar asilo aquellos cuya vida corre peligro si son retornados a su país de origen.
Sin embargo, las causas de expulsión en México y prácticamente toda América Latina son, por lo general, marginación económica y violencia. Van de la mano. Imposible deslindar. Sobra decir que los pobres sufren más la violencia en nuestra región. No pueden vivir en los barrios seguros.
Utilizando los ejemplos que señalé anteriormente, considero que los nicaragüenses, Irwin y su hijo, tenían un caso de violencia del Estado en contra de los estudiantes. Ahora bien, la madre michoacana de seis, desde luego que está sujeta a la violencia estructural y cotidiana de la Tierra Caliente michoacana.
Pero tengo un dilema. No estoy seguro de que la responsabilidad sobre la suerte de esa familia recaiga en Estados Unidos. Me parece que le toca al nuestro.
Se está gestando una nueva crisis migratoria en nuestra frontera común. Los flujos migratorios muestran un serio incremento. La polarización en el vecino no ayudará y los mexicanos tenemos que dejar de pensar que los migrantes tienen el derecho de emigrar, sí o sí, a Estados Unidos. (Rafael Fernández de Castro, El Financiero, Mundo, p. 31)
Como ha sido la tónica en este sexenio, la tragedia de los migrantes en nuestro país no cesa. Se agolpan en la frontera sur, los golpean las fuerzas policiales, los patean, los humillan. En el norte los encierran en cárceles que el gobierno llama cruelmente “refugios”. En uno de esos murieron quemados decenas de migrantes, una de cuyas tragedias fue quedarse atrapados en México antes de encontrar la muerte entre las llamas, encerrados porque no los dejaron salir del “refugio” mientras el incendio devoraba el inmueble.
Esta semana llegó otra tremenda imagen de la migración en México. Miles de personas de otros países subidas en el techo de los vagones de trenes de carga que van al norte del país. Una imagen dura de lo que la gente está dispuesta a hacer para conseguir una vida que consideren digna, un riesgo más en sus múltiples peripecias para cumplir la mitad de su sueño que es llegar a Estados Unidos. La empresa propietaria de los ferrocarriles anunció que cancelaba el transporte de carga en más de 60 trenes en diversas rutas del país, por la inseguridad que representaba para quienes hacían el viaje de esa manera. Incluso mencionó que ya se habían dado casos de heridas y fallecimientos. Las notas periodísticas señalan, por ejemplo, que en la estación de Torreón más de mil 500 personas esperaban la salida de los trenes. La empresa decidió suspender operaciones para evitar una tragedia. Bien para la empresa, bien para los migrantes, que de cualquier manera buscarán sin cesar la manera del llegar “al otro lado”.
¿Y qué dice nuestro Presidente? En su conferencia mañanera, ya al final y ante la insistencia de los reporteros, mencionó: “No importan los trenes, nos importan los migrantes. Pero los dueños de los trenes de manera rara, inusual, sacaron un boletín dando a conocer que iban a parar los trenes. (…) Está muy bien y hay que proteger a los migrantes, pero me llamó mucho la atención todo el despliegue del boletín del señor Larrea, Germán Larrea…”. Insistió en cuidar a los migrantes y subrayó: “Pero a mí lo que me llamó la atención es como lo de Riva Palacio, el boletín, ¿lo sacó Reforma? Noooo, pues ahí está todo, si lo sacó Reforma y lo desplegó Reforma, es propaganda… hay que cuidar a los migrantes. Vámonos a desayunar”. ¿Así o más mezquino con el sufrimiento ajeno? Mezcla sus odios locales con una tragedia de proporción internacional. Ni siquiera porque se trata de gente que arriesga la vida al cruzar el país que él gobierna tiene un poco de empatía. Para él, el problema no son las miles de personas que se encuentran en México con destino incierto. No, para él, lo importante, lo que le “llamó mucho la atención”, fue que la empresa sacara “un boletín”, “el despliegue” del boletín. ¿No le parece una noticia importante ver a esa cantidad de gente arriba del techo de los vagones? ¿Le parece poca cosa? Pues no, lo que le parece indignante es que haya un “boletín” en el que la empres dice que, por seguridad, decidió suspender sus recorridos. Eso le parece propaganda en Reforma. Claro, el señor Larrea y los migrantes se ponen de acuerdo para complotar contra él en Reforma. Una vez denunciado el complot, “vámonos a desayunar”. Grandes gestos del Presidente “más humanista” de la historia.
México es un país expulsor. Sabemos todos, sin necesidad de tener una experiencia directa, del drama que es migrar a otro país. Durante años nuestros paisanos en Estados Unidos han representado uno de los tres primeros ingresos en este país. Conocemos sus historias, contadas una y otra vez, porque son millones de mexicanos los que han decidido migrar a un país que les ofrezca un mejor futuro. Son los héroes que se llevan su patria a otro lado. Esta circunstancia nos obliga, como país, a tener la empatía y solidaridad con quienes cruzan nuestro territorio huyendo del propio. Pero no, aquí los migrantes ponen la tragedia y el Presidente su mezquindad. (Juan Ignacio Zavala, El Financiero, Nacional, p. 41)
La estrategia de arresto de grandes capos del narcotráfico está fallando en su parte medular: importantes dirigentes del crimen organizado permanecen presos en México y en Estados Unidos, pero el flujo de la droga sigue aumentando de manera consistente.
Ovidio Guzmán López sería otro gran capo mexicano en llegar a prisiones estadounidenses donde ya están su padre El Chapo Guzmán, Alfredo Beltrán Leyva, Edgar Valdez Villarreal, La Barbie; Juan García Abrego, Benjamín Arellano Félix, Dámaso López Núñez, El Lic.; Juan José Quintero Payán y Osiel Cárdenas Guillén.
De los grandes narcos mexicanos, sólo en este sexenio se han extraditado a 89 importantes figuras, incluyendo al hijo de El Mencho que sigue siendo considerado como el más importante jefe del Cártel Jalisco.
En términos generales, de acuerdo con notas periodísticas, más de mil 300 narcos han sido extraditados a Estados Unidos en los últimos 20 años, además de que en México están en prisión los fundadores de los cárteles: Miguel Ángel Félix Gallardo, El jefe de jefes, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, éste en prisión domiciliaria.
A pesar de ello, el flujo de la droga ha aumentado sin limitaciones, dejando entrever que a la estrategia de seguridad de México y EU le falta la desarticulación de las estructuras productoras y traficantes de la droga. El Chapo y Ovidio son la cabeza del tráfico de fentanilo y los dos están ya presos en cárceles americanas, pero el trasiego de esa droga criminal sigue creciendo también por la corrupción de las autoridades estadounidenses que tienen la obligación de vigilar el cruce de estupefacientes en la frontera.
El otro dato que aquí se ha insistido en destacar sigue vigente: el consumo individual de drogas en Estados Unidos estimula la oferta de narcóticos.
En este sentido, la extradición de Ovidio no disminuirá el flujo de fentanilo hacia el mercado de consumo estadounidense.
Zona Zero
El caos migratorio en la frontera de México y EU está demostrando que las autoridades han sido rebasadas en los dos países y que los planes de apoyar a las naciones expulsoras para evitar la migración ilegal también han fracasado en sus objetivos. México se está llenando de migrantes que entran por razones humanitarias para ir a Estados Unidos, pero se quedan dentro de territorio mexicano causando aglomeraciones sin control y sin servicios. (Carlos Ramírez,
(Falcón, La Crónica de Hoy, La Dos, p. 2)
(Xolo, 24 Horas, pág. 2)